domingo, 20 de octubre de 2013

Patrimonio Perdido: Enajenaciones y Despropósitos

Cuando los cofrades hablamos sobre patrimonio desaparecido de la Semana Santa casi siempre nos remitimos al que desapareció durante la II República, en el tiempo de la Guerra Civil e incluso nos remontamos a la Desamortización de Mendizábal o al expolio que las tropas francesas cometieron en Sevilla y sus cofradías. Hablamos de la Hiniesta desaparecida hasta en dos ocasiones, la primera ocasión durante la II República, del paso del Nazareno del Silencio robado por los franceses y que apareció más tarde en Andújar despojado de apliques de plata y carey o de las imágenes y enseres de San Bernardo quemados y destrozados al inicio de la Guerra Civil. Tendemos a demonizar en este tema y sacar el dedo acusador contra todo y todos los que de alguna manera han atentado contra el patrimonio de las cofradías.
Pero quizás o no hayamos reparado en ello o puede que nuestra soberbia nos impida hacer un ejercicio de autocrítica hasta el punto de reconocer que en numerosas ocasiones nosotros mismos, los cofrades, hemos sido los autores de esos expolios. Si hiciéramos el ejercicio y el pequeño esfuerzo de intentar autocontemplarnos en perspectiva quizás podríamos darnos cuenta de los desmanes y despropósitos que nosotros mismo hemos cometido sin ayuda externa. Será que nos gusta buscar culpables y no asumir nuestros errores. Pero eso puede que sea inherente a la raza humana.
La lista seguramente sería extensa y, si fuéramos meticulosos, casi interminable. Quizás con exponer algunos casos llamativos y paradigmáticos nos pueda valer para hacernos una idea de lo que se ha perdido a causa de nuestras propias acciones.
Si nos vamos al final de la calle Castilla, y si queremos hablar de talla, nos encontramos el caso del Cachorro y los diferentes pasos que ha tenido a lo largo de los años. El Cristo de la Expiración ha procesionado sobre diferentes andas a lo largo del tiempo. Uno de los pasos acabó siendo usado por el Cristo de Burgos, otro pasó a la hermandad de San Esteban y es en el que actualmente procesiona, diseño de Guzmán Bejarano, los respiraderos de 1974 y canastilla y candelabros reproducción o reinterpretación del diseño original en 1998. Pero aún hay hermanos y devotos que recuerdan con añoranza las andas diseñadas por Castillo Lastrucci que usó entre 1929 y 1972. Con un diseño valiente y las inconfundibles tallas de los ángeles que llevaba en los laterales, son aún para muchos las mejores andas sobre las que ha procesionado el Cachorro. Cierto es que eran quizás de excesivas proporciones para el Crucificado y que encontrar un paso adecuado a la calidad de la talla de la que hablamos sea tarea muy complicada, pero son muchos los que piensan que el paso actual no acaba de encajar con el Crucificado. Sin embargo la hermandad decidió en su momento la realización del nuevo paso y desprenderse de las andas antiguas.
Este paso fue vendido a la Hermandad de la Sagrada Cena de Jerez de la Frontera y es en el que sigue procesionando su misterio cada Semana Santa. Fueran las adecuadas para el Cachorro o no, lo cierto es que la pérdida para la Semana Santa de Sevilla de estas andas es notable y algo que lamentar.
Los cambios en la imaginería de nuestras hermandades ha sido una constante a lo largo de los siglos. Puede que en algunos casos motivados por la búsqueda de una mejor calidad de los titulares, aunque a tenor de los resultados no siempre se puede afirmar que se consiguiera. Pero en otras ocasiones la desgracia o el infortunio han hecho necesaria la hechura o adquisición de una nueva imagen y puede que incluso el capricho o la moda hayan dado ese último empujón para aprobar o decidir la sustitución.
Hay casos de estos últimos en los que la imagen era realmente irrecuperable la imagen. Pero en otros es como poco llamativo que esa 'imagen irrecuperable' luego lo haya podido ser. En este punto podemos incluir el caso de Nuestra Señora de la O, sustituida por la talla de Castillo Lastrucci, y que luego pudo ser restaurada. En otras hermandades se tomaron decisiones que hoy en día veríamos totalmente fuera de lugar como en el caso de los Panaderos la sustitución del Señor del Soberano Poder al que ahora rinde culto la Hermandad Sacramentel del Juncal. Podemos citar otros casos curiosos como los de la Virgen de la Salud de San Gonzalo, Nuestra Señora de Guía de la Lanzada o el Cristo de las Cinco Llagas. Eso sin contar las, digamos, 'restauraciones' que nos han traído finalmente en la práctica una nueva imagen como la Virgen de los Ángeles. Pero creo que sin duda el que en los últimos años puede que haya llamado más la atención sea el descubrimiento del más que plausible paradero de la antigua dolorosa de la Hermandad de la Quinta Angustia. 
Hace unos años Francisco Bravo en su blog Humilitas, antes creo que ya lo había publicado en el boletín de su hermandad, sacó a la luz una investigación que arrojaba luz sobre el destino que pudo tener la antigua dolorosa de la hermandad de la Parroquia de la Magdalena y una aproximación a lo que pudo ocurrir durante los años en los que de Ella nada se supo. 
Lo cierto es que durante la II República las imágenes de la hermandad fueron escondidas para evitar que cayeran en manos no deseadas y evitar que desaparecieran. Hasta ahí algo usual en aquella época. Una vez la situación permitió retomar el culto de las imágenes, dado que la mayoría de estas habían sido escondidas en la cripta que la hermandad posee en la misma capilla, a causa de la humedad y el lógico deterioro tuvieron que ser restauradas, cosa que fue posible con todas ellas con excepción, cosa llamativa, de la imagen de la Virgen. Finalmente, fuera como fuere, la dolorosa fue sustituída por una de nueva ejecución debida a Vicente Rodríguez Caso.Aunque para algunos pasa por ser una de las mejores dolorosas del s.XX, ¿qué pasó con al anterior de la que nada más se supo? Según Francisco Bravo la Virgen que su hermandad de la Vera+Cruz de Linares adquirió a un anticuario en una feria de antigüedades de Úbeda sería la misma talla que 'desapareció' de la Hermandad de la Quinta Angustia sin dejar rastro.
Pero para conocer de primera mano esta historia nada mejor que visitar el blog de Francisco Bravo.
Aunque quizás el apartado que más haya sufrido ese éxodo, esa hégira, esa exportación que hemos hecho de nuestras propias joyas, sea el de los bordados. Podemos referir casos casi sangrantes, que si bien en su mayoría han dado como consecuencia que las hermandades implicadas se hayan hecho con una nueva obra notable, hay algún caso en el que la realidad dista mucho de esto. 
Podemos referir el palio juanmanuelino de la Virgen de los Ángeles que ahora usa la Virgen de la Palma de Cádiz. Aunque hay a quien no le gusta el nuevo palio diseñado por Juan Miguel Sánchez, sin duda es una aportación y algo nuevo para la Semana Santa de Sevilla. Pero de lo que no cabe duda es de que con el palio que se fue a Cádiz se perdió una gran obra para Sevilla.
Otro de los palios de los que quizás más se haya escrito es de aquel conjunto de palio y manto azules que durante algo más de veinte años usó la Virgen de la Amargura. A nadie se le escapa la suntuosidad y calidad del actual palio carmesí, pero muchos defienden que el anterior, el de terciopelo azul y que ahora usa la Virgen del Desconsuelo de Jerez, de la Hermandad de los Judios de San Mateo, no era en ningún caso peor. 
Antes hablamos de la sustitución de la Virgen de la O. Quizás esta hermandad sea de las que haya tenido decisiones más desacertadas en cuanto a su patrimonio. Ya ciertamente llamativa es la sustitución de la dolorosa, el anterior paso de Cristo es añorado por no pocos, pero en el apartado de los palios y mantos que ha tenido debemos detenernos.
En 1877 estrenó un palio con caídas en plata de rouls, pero con un techo de palio bordado. Tres años después, en 1880, las Hermanas Antúnez realizan un palio realmente espectacular que completaron en 1891 con una manto a juego. Hasta ese año llevó un manto conocido como "el de los soles", que acabó en la Hermandad Sacramental de Espartinas, que aún lo usa. Un manto realmente original y de una belleza única. Tanto el palio de 1880 como el manto de 1891 fueron después vendidos a la Hermandad de la Virgen de la Piedad de Jerez en 1931 para, y aquí es lo sangrante de la historia, sustituirlo por un palio de bordados de recorte o aplicación. Este palio luego pasó a la Hermandad de la Esperanza de Barcelona. Desconocemos si aún lo usa aunque creemos que no, pero sí lo hacía hasta hace unos años. Lo vino usando la O hasta 1957 en que empezó a estrenar por partes el ejecutado por Carrasquilla y que hasta no hace muchos años no fue concluído en sus caídas interiores. 
Siendo esta una obra sin duda mejor que el palio de recortes ni mucho menos supera, ni siquiera iguala, a aquel palio vendido a Jerez.
Pero si hay una caso que llama la atención, no ya solo por la calidad que pudiera tener sino por la simbología y trascendencia de la obra en la evolución de los bordados en las cofradías, y es cómo la Hermandad de la Macarena destruyó el palio rojo diseñado y ejecutado por Juan Manuel Rodríguez Ojeda. Este palio que usó la Esperanza entre 1908 y 1941 y que marcó un antes y un después en los diseños de los palios, ya no puede ser contemplado dado que la hermandad lo deshizo para usar sus bordados en insignias y en el ajuar de la Virgen. El nuevo palio, recreación del anterior, fue estrenado en 1942. Los faldones actuales en 1943 sustituyendo a los originales. 
Hablábamos de la trascendencia de la obra en la evolución de los bordados. Y realmente, aunque haya obras precursoras, es el máximo exponente de la implantación del estilo juanmanuelino, imbuído de los aires del regionalismo, y que pasó como una apisonadora sobre los gustos decimonónicos en los diseños, quizás empobreciendo el panorama de la creación artística a la postre más que enriqueciéndolo, dando lugar a un panorama plano e impersonal, salvo excepciones, en la concepción de mantos y palios. Pero en cualquier caso, un error de la hermandad la decisión de desmembrar el palio.
Estos y otros ejemplos han empobrecido el patrimonio de nuestra Semana Santa al tiempo que han enriquecido el de otras localidades que han sabido aprovechar la ocasión para hacerse con importantes obras y en ocasiones a precios casi de saldo. Podemos seguir contemplándolos en las hermandades que los adquirieron, pero también debemos lamentar no poder contemplarlos cada Semana Santa por las calles de nuestra ciudad.
Como decíamos antes, tendemos a culpar a los demás, a sacar el dedo acusador y no querer ver ni reconocer nuestros errores. Pero en cuanto a patrimonio el cúmulo de despropósitos es amplio y quizás cuando hablamos de enajenar no solo debemos ceñirnos a la transmisión de un bien, sino que debemos predicarlo de la 'enajenación mental' que algunos debieron sufrir para desprenderse del que ha sido, en algunos casos, parte de nuestro mejor patrimonio.
La foto está tomada de la WEB cofradias.mundoforo.com