jueves, 17 de abril de 2008

Elecciones cofrades


Hace poco pude leer en http://elcapirotero.wordpress.com un artículo más que interesante y clarividente sobre la situación de más de una y de dos hermandades: Pluralidad de candidaturas en las hermandades. Cuanta verdad en tan pocas líneas. Y sin conocer al amigo Capirotero parece tal cual que escribiera sobre mi hermandad. Quién sabe si incluso vamos a conocernos. Invito a visitar el blog amigo. Pero a lo que íbamos.

Se preguntaba Capirotero sobre la conveniencia o exactitud en denominar “elecciones” muchas veces a un evento en el cual nada podemos elegir. Si solo tenemos una opción, no podemos elegir, que etimológicamente lleva implícita la existencia de más de una cosa elegible. Si solo tenemos una opción, ¿como podemos hablar de elegir? Y es que como bien nos hace ver Capirotero en muchas de nuestras hermandades solo el rumor de que pudiera haber más de una candidatura, de que los hermanos tengan opción a elegir, hace temblar los cimientos de más de una casa de hermandad. Me permito citar ahora a Capirotero:

“Cuando esto sucede aparecen “los llamadores a la unidad”, que piden que se reconduzca la situación a una sola lista, donde los caudillos de la hermandad pueden decidir quién entra y quién no y al hermano se le deje la triste misión de refrendar necesariamente algo en lo que no ha tenido parte.”

¿Es tan grave ofrecer opciones al cuerpo de hermanos de una hermandad? A la vista de los hechos que se producen en este mundo cofrade en los que alguna junta saliente propone una candidatura oficialista a la que le brinda el boletín de la hermandad para “hacer campaña” y para elogiar incluso las aficiones del candidato y sin embargo la otra opción es totalmente ignorada, ya casi nada puede sorprender. Y qué decir de los movimientos de los candidatos entre su electorado potencial. Sí, sí. Esos que nunca han cruzado saludo contigo y que ahora te conocen por tu nombre, recuerdan a tu abuelo que llevaba una bocina hace no sé cuantos años y se preocupan, ahora, de las inquietudes que tienes sobre la hermandad. Todo sin olvidar mencionarte que esperan verte el día de la votación.

Son dignos de mención los movimientos “políticos” que algunos realizan para no quedarse fuera de las candidaturas e incluso exigiendo puesto a ocupar. Y muchas veces jugando a dos o más bandas. Pero como dijo Alfonso Guerra:”el que se mueva no sale en la foto”. Porque eso es lo que buscan muchas veces los candidatos. Gente que no se mueva, borregos que les rellenen las candidaturas y que durante el mandato no estorben demasiado. Éstos muchas veces solo buscan esa pequeña gloria de pertenecer a una junta.

Por otra parte habría que estudiar si en todas las hermandades es factible más de una candidatura. O explicándolo mejor, si a la hermandad no acuden a diario para las labores que se desarrollan en el día a día, más de seis o siete hermanos, siendo optimistas, ¿hay en realidad tantos hermanos dispuestos a trabajar para la hermandad? En la mayoría de las hermandades creo sinceramente que no. Y eso sin entrar en la discreta preparación de esos potenciales miembros de junta, lo que da como resultado juntas de perfil muy bajo, con poca calidad humana y poca capacidad para desarrollar los puestos. Puestos que se disponen a ocupar sin haberse preocupado en hacer, al menos, una mínima toma de contacto.

De todas formas, incluso con una sola candidatura podemos elegir dos cosas. La primera sería no votar. La segunda, el voto en blanco. Cuando hay más de una candidatura es frecuente que la asistencia al cabildo sea bastante numerosa. Si solo hay una candidatura, es menor. Pero qué ocurre si de los pocos o muchos votos hay una mayoría de votos en blanco. El candidato saldrá de todos modos, pero hay que ver qué mal queda en la Sevilla cofrade salir con más votos en blanco que a favor.

Como bien dice Capirotero, “el problema reside en que una elección plural puede acabar con el cortijito de más de uno”.

viernes, 11 de abril de 2008

¿Hermanos costaleros?


Es sin duda el de los costaleros un tema que suscita un buen número de noticias y de opiniones, en muchas ocasiones encontradas. El nacimiento de las cuadrillas de hermanos costaleros en los años setenta a raíz de la escasez de costaleros profesionales, y su posterior desarrollo, no está exento de un cierto halo de mitificación. Es más, el denominar a unos y otros como lo hemos hecho es cuando menos cuestionable. ¿Es cierto que podemos denominar hermanos costaleros a las cuadrillas surgidas en los años setenta y ochenta? La mayoría de aquellos que se “apuntaron” a sacar pasos en aquellos años lo hicieron en gran medida por afición y no era extraño que sacaran más de una cofradía aún no siendo hermanos de la misma en muchos casos siguiendo a un capataz determinado. Y no sería menos cierto que algunos de los que formaban las cuadrillas tradicionales se unieron a esos nuevos costaleros sin duda llevados por la afición al costal o siguiendo a los capataces que los habían mandado anteriormente. Esa comunión capataz-cuadrilla que era norma en los costaleros tradicionales no se habría perdido. Y no es que los costaleros actuales no le tengan apego, cariño o incluso devoción a las hermandades o imágenes que sacan. Pero un gran número de costaleros actuales lo que sienten es una auténtica afición al costal y fidelidad al capataz.

Hay que ser claros y reales. Son muy pocas las hermandades, tomando una cofradía tipo con paso de Cristo y paso de Virgen, que actualmente pueden formar dos cuadrillas completas con sus relevos para sus dos pasos formadas exclusivamente por hermanos; es decir, que los costaleros fuesen hermanos con anterioridad a formar o pretender formar parte de las cuadrillas de la hermandad.

Es un error por parte de algunas hermandades obligar a hacerse hermano a aquellos que van a formar parte de sus cuadrillas. Si el principal motivo de que alguien se haga hermano de una corporación es la devoción a sus titulares, en la mayoría de estos casos no se dará esta premisa. Entiendo que los principales motivos de las hermandades para ello son dos: poder “presumir” de que las cuadrillas son enteramente formadas por hermanos y una motivación exclusivamente monetaria por parte de las mayordomías. Pero la mayoría de aquellos a los que se obliga a hacerse hermanos para poder salir de costalero, una vez que dejan de salir en la cofradía dejan de abonar las cuotas, causando en consecuencia baja en la hermandad. A mi entender es preferible la figura del costalero hermano, es decir, el costalero aficionado que tras un tiempo sacando una hermandad, él mismo se hace hermano llevado por las vivencias adquiridas en esa hermandad, el cariño y la unión con los compañeros y, sin duda, también una devoción adquirida con el paso del tiempo a los titulares. Actualmente son muchas las cuadrillas que podríamos denominar mixtas, es decir, formadas por hermanos costaleros y por costaleros hermanos.

Algunos denominan peyorativamente a estos costaleros como sacapasos, vuelcapasos o deportistas sacros o del costal. Esto no debe ser tolerado. Sin la participación de estos costaleros en muchos casos sería una labor complicada poder formar cuadrillas de garantías para todas las hermandades tal y como conocemos la Semana Santa actual. Esto no quiere decir que debamos volver al modelo anterior con costaleros asalariados. Lo que sí debemos ser conscientes de la realidad que tenemos.

En otra ocasión hablaremos de los capataces nacidos al amparo del nacimiento de esas cuadrillas, que ese es otro tema.

jueves, 10 de abril de 2008

Desde el balcón

Lo primero será saludar. Empiezo esta pequeña aventura donde trataré de dar mi visión, siempre personal, de algunos aspectos relacionados con la Semana Santa de nuestra ciudad, Sevilla. Sin duda mostraré especial interés en determinados aspectos. Pero sobre lo que algunas veces opinaré será sobre mi hermandad. No importa qué hermandad es ni los nombres de las personas de las que pueda hablar. Bastará con que vosotros mismos le pongáis nombre a los personajes que puedan aparecer. Las hermandades, al fin y al cabo, no se diferencian demasiado unas de otras. Si obviamos los nombres nos permitirá adoptar un cierto toque universal dentro de la Semana Santa de Sevilla. Y todo ello desde el balcón.