domingo, 19 de agosto de 2012

Reclamando derechos con el izquierdo por delante

Que vivimos en un mundo eminentemente machista es algo que negarlo sería un total sinsentido. Aunque la lucha por igualar las posibilidades en la sociedad de hombres y mujeres ha avanzado mucho, nos guste o no la realidad dista aún bastante de que sea 'real' por mucho que se hayan inventado ministerios de igualdad, la paridad de los componentes del gobierno y otros inventos para cierta 'publicidad' interesada.
Creo que no me cansaré nunca de decir, para quienes hayan pasado alguna vez por este blog no les será extraña la afirmación, que las hermandades no son ajenas a la sociedad. Más bien al contrario, son organismos permeables a los cambios sociales, tanto o más que otros. Que los cambios en las hermandades en ocasiones tardan en producirse puede ser cierto. Pero que están en continua evolución también. Y la incorporación cada vez a más facetas y aspectos del mundo de la Semana Santa por parte de la mujer es un hecho tangible. Aún así, como ya dije en una ocasión, este ha sido un tema manipulado y manejado partidistamente por parte de muchas hermandades. Casi siempre la necesidad es madre de la inventiva, y después de pasar una crisis en numerosos aspectos en épocas posteriores al Concilio Vaticano II, ver cómo mermaba el número de nazarenos y que el auge que comenzaron a tomar las cuadrillas de costaleros no asalariados, hermanos o no, hacía descender más aún el número de estos, las primeras hermandades en admitir la incorporación de nazarenas creo lo hicieron más para paliar esta situación que realmente para igualar derechos para todos.
Aunque lamentablemente se haya producido por, como solemos decir, un baculazo, la incorporación de mujeres nazarenas a la totalidad de las cofradías ya es un hecho. No obstante, algunos enseñan con orgullo las metafóricas heridas del asedio, el hambre y las penurias a los que fueron sometidos por la heterodoxia de la Semana Santa sevillana más díscola y se consuelan con que ellos no abandonaron jamás el deber de salvaguardar las 'buenas maneras cofrades' hasta que les llegó orden del alto mando para hacerlo como si de los 'últimos de Filipinas' se trataran y que acataron la orden por el deber de obediencia aún cuando eran contrarias a sus convicciones.
Probablemente todo esto haya ido hasta cierto punto parejo con la realidad de la mujer en la sociedad. La incorporación de la mujer a la vida laboral es algo que vemos ahora normal. Pero casi ninguna de nuestras abuelas trabajaba fuera de casa y pocas de nuestras madres para los que empezamos a tener cierta edad. Además hasta cierto momento, para poder trabajar se necesitaba permiso del padre o del marido. Ahora la mujer trabaja fuera de casa; pero además, no hay que olvidarlo, en casi todos los casos también dentro. La igualdad sin embargo es relativa pues es en muchos casos la norma es que en igualdad de puestos a desempeñar e igual preparación las mujeres ven cómo o se las considera o engloba en escalafones inferiores dentro de los convenios o, directamente, se les paga menos por el mismo trabajo. Así, sin más. Eso sin contar que porcentualmente la comparación en número entre hombres y mujeres que ocupen puestos directivos es abismalmente desproporcionada.
Quizás un tanto así ocurra con el mundo de las cofradías. Ya son miembros de pleno derecho de las hermandades, pero a la hora de ocupar cargos en las juntas de gobierno, la paridad está muy lejos de alcanzarse y además el que ocupen cargos de relevancia en las mismas ocurre las menos de las veces. En muchos aspectos son tratadas como cofrades de segunda.
De la teoría a la práctica va un buen trecho. Si nos atenemos a la teoría, ya desde las Normas Diocesanas promulgadas en 1997 las mujeres eran, o debían ser, miembros de pleno derecho de las hermandades de Sevilla. Pero a algunos cofrades parece que les costó adaptar la realidad a las normas dictadas. El Cardenal Carlos Amigo dejó todo esto un poco a la reflexión particular de cada hermandad durante un periodo razonable de tiempo dijo. Pero en la práctica el asunto se quedó durmiendo el sueño de los justos y tuvo que ser Moseñor Asenjo el que aprobara un decreto el año pasado que quizás reforzaba o reiteraba lo que ya recogían las Normas Diocesanas pero que no se llevaba a la práctica en lo referente a la igualdad de derechos de hombres y mujeres. Hasta tal punto algunos se han resistido a ello que incluso he escuchado a algún cofrade de una hermandad que por mor de la lluvia no ha llegado a hacer efectivo el cumplimiento del decreto en la calle se vanagloriaba de ello. No merece más comentario.
Las cosas seguramente llegan cuando tienen que llegar. Pero puede parecer que hay quien se dedica a dilatar o que otros dilaten ciertos temas para que algunas cosas no prosperen. Se habla de que ya ha llegado el momento de que una mujer pronuncie el pregón. Pero el nombramiento no acaba de llegar. Con el tema del autor del cartel ocurre casi lo mismo. Se dice que hay muchas mujeres preparadas, pero de momento solo Isabel Sola realizó el de 2007, cuando quizás, y es solo una opinión, el mejor cartel de Semana Santa que haya visto sea el que pintó Carmen Laffon en 1983. Pero ese era el cartel del Ayuntamiento, entonces en plena transición democrática y probablemente con un mejor entender en muchos aspectos de la Semana Santa que los actuales políticos sevillanos.
En cualquier caso si hay un aspecto en el que probablemente la mujer tenga más difícil incorporarse será en el tema de las trabajaderas. Yo y los que como yo hayamos nacido en la década de los 70 del siglo pasado y no digamos los que lo hayan hecho antes, y que podamos opinar aquí incluyendo muchas mujeres, hemos sido educados en una Semana Santa machista. Y creo que soy incluso optimista, porque veo que muchos de los que pertenecen a las generaciones posteriores han desarrollado este aprendizaje en mi opinión poco positivo incluso con más virulencia que los de otras generaciones anteriores. En muchos individuos no se ha avanzado mucho en esto.
Apuntaba antes el tema de la incorporación de la mujer al trabajo porque antes los costaleros eran asalariados. Las mujeres tenían el acceso al trabajo de forma muy restringida y para ciertos trabajos como labores de carga más aún, y si tradicionalmente fueron solo hombres en gran parte estaba marcado por los convencionalismos sociales. Ahora la mujer está incorporada a la práctica totalidad de puestos de trabajo sin distinción de géneros. Además, salir de costalero era considerado una actividad laboral y no una manifestación de fe. Incluso para los que lo desconozcan los costaleros eran tratados casi con desprecio, muy alejado de la situación actual.
Confieso que cuando empezó el movimiento de mujeres nazarenas muchos de los de mi edad, yo incluido, veíamos todo esto casi como un sacrilegio, lo peor que podía ocurrirle a nuestra Semana Santa. Poco menos que el principio del fin. Pero el paso del tiempo hace que las cosas se asienten, da tiempo a reflexionar, a saber relativizar y vencer las reticencias adquiridas. Y por mi parte el tema de las costaleras era con seguridad lo último que me quedaba por derribar de esa animadversión desarrollada posiblemente debido al tipo de educación cofrade.
Si intentamos analizar la cuestión sin tener ningún tipo de prejuicio adquirido, dudo mucho que nadie pueda realmente estar en posición de negar el derecho de cualquier mujer a poder sacar a su Cristo o su Virgen como costalera con argumentos razonados.
En todas las demás capitales de Andalucía, y no digamos en muchos pueblos, existen costaleras (o cargadoras, portadoras de trono, o cualquier concepto que englobe portar unas andas). Incluso ha habido, no sé si en la actualidad continúa, capataza en el Cristo Yacente de Huelva con una cuadrilla de mujeres. Desconozco, no he encontrado referencias al respecto, si en algún pueblo de la provincia de Sevilla se da la circunstancia. He visto algunos vídeos incluso de pasos llevados por costaleras y ni el paso se cae, ni andan peor ni mejor que otras cuadrillas de hombres. En mi opinión tanto para hombres como para mujeres será una cuestión de capacidad junto con otros aspectos. Yo llevo ya veinte años debajo de las trabajaderas y creo que para salir de costalero hace falta una conjunción de factores: devoción, capacidad y afición.Y además creo que, no podría dar proporción, cada caso será particular, se tienen que dar las tres a la vez. Cada persona requerirá posiblemente de unas proporciones distintas. La devoción, la fe, como al soldado el valor, se le supone al costalero. Pero no vale solo con eso, debe existir realmente. Si no fuera así se trataría de un deporte. La afición debe existir. Ahora suelen ser menos los ensayos, pero hace un tiempo podía haber un número considerable y bastante más largos, acabando a deshora con obligaciones laborales al días siguiente, obligaciones familiares,... Para eso hay que tener afición. Y capacidad. Soy consciente de que muchos dirán que si se trata de mujeres esa capacidad no existirá. Seguramente en proporción pueda que haya menos mujeres que puedan soportar el peso de algunos pasos. Pero si las hay, si cumplen, ¿quién les puede decir que no? No creo que esté interesada en sacar pasos, y se que me dirán que es una deportista de élite, pero Lidia Valentín, campeona de halteorofilia, con toda probabilidad tiene más capacidad física que muchos de los hombres. En definitiva, si cumple como uno más, no hay razón para negarle formar parte de la cuadrilla.
Uno no está falto de razón para entender que es posible que el número de mujeres capacitadas para sacar un paso pueda ser menor que en los hombres en tanto por ciento. Pero también creo es menor el número de mujeres que quieren salir debajo. En cualquier caso la que esté preparada y cumpla, bienvenida. Es una mera cuestión porcentual.
Si no está capacitada, al igual que cualquier hombre, ella misma dirá que deja las trabajaderas por vergüenza torera. Yo he visto hombres que han estado uno, dos, tres años, han visto que no es lo suyo, que no terminan de adaptarse, que saben que no cumplen o no les llena y se han ido. Y si por lo que sea, al igual que con cualquier otro peón, el capataz estima que no cumple y no le vale, será este el que estime prescindir del que sea.
Algunos hacen demagogia de este tema. Es incluso fácil hacerla. Hay quien dice que si pueden salir de costalera, por qué no un hombre de Fe o Verónica en Montserrat. Muy sencillo. Tanto la Fe como la Verónica fueron mujeres reales, personajes que ahora encarnan mujeres igualmente. Otros dicen que "y si quieren las mujeres salir de armaos". Igual argumento podríamos dar. Los armaos son representaciones de soldados romanos entre los que no había mujeres. Salir bajo las trabajaderas es una manifestación de fe que no se le puede negar a nadie por razón de sexo.
En torno a esto también hay controversia de cuadrillas de solo hombres/mujeres y cuadrillas mixtas. Hay quien apunta la posibilidad de roces, digamos, inadecuados entre hombres y mujeres en un espacio tan reducido y que no sería conveniente que se formara una cuadrilla mixta. Casos puede haber todos los que queramos, pero no creo que el que se meta debajo de un paso, hombre o mujer, busque ese tipo de situaciones. Si fuera así habria que quitar las cuadrillas de un solo género y ponerles ruedas a los pasos ya que hay casos de homosexuales que salen debajo de un paso, de alguno tengo conocimiento, pero la prudencia y el respeto a la intimidad de cada uno aconseja no apuntar en ninguna dirección.
Y en una hipotética cuadrilla mixta hay quien apunta que los hombres le llevarían los quilos a las mujeres. Si el paso va bien igualado, si la ropa va bien hecha y si tanto hombres como mujeres están capacitados, la trabajadera les caerá a todos por igual. Ni más ni menos. Es una simple cuestión de matemáticas y leyes físicas
Seguramente en Sevilla, y más en la capital, sea el último sitio donde se alcance la mujer costalera. Ya hay un paso de gloria que sale con costaleras, pero en la Semana Santa a mi modo de ver tardará aún. Ya hubo cierta polémica y cierto revuelo mediático cuando ello sucedió con la cofradía que sale del Santo Ángel. El primer año salieron creo tres mujeres integradas en una cuadrilla junto con otros hombres. Ya al siguiente año formaron una cuadrilla entera de mujeres. Entre ellas alguna había intentado salir en la Redención si no recuerdo mal lo que había salido a los medios antes.
En otra ocasión recuerdo también otro caso en Monte-Sión siendo capataz del palio José Monge. No sabría poner en pie la historia con fidelidad pero el capataz llegó a estar cesado, luego readmitido por el Sr. Buzón, que entonces era Hermano Mayor con explicaciones ambiguas cuanto menos. Y un dato: actualmente, no tiene por qué ser debido ello, ya no es capataz de ese palio. Y más lejano en el tiempo el caso de una chica, creo que quería salir en la Candelaria ya hace unos años, entrevistada por Isabel Gemio en la televisión a nivel nacional.
La búsqueda deliberada para que el asunto trascienda a los medios quizás sí lo veo reprobable. Pero a la misma vez soy consciente de que de otra forma seguramente las voces que pedían ese sitio debajo de las trabajaderas, conseguir abrir brecha en ese difícil camino, no habrían llegado a ser escuchadas de otra manera.
Y una crítica a las hermandades que por lo general se han inhibido de pronunciarse sobre el tema cuando ha surgido y han señalado al capataz como responsable de tomar esa decisión. Si bien es cierto que en mi opinión el responsable de elegir quién entra a formar parte de una cuadrilla es, debe ser, el capataz, no es menos cierto que las hermandades han preferido apartarse del tema para no verse salpicadas por un charco que mancha y mucho. No creo equivocarme si digo que la mayoría de los que componen la práctica totalidad de las juntas de gobierno si son preguntados dirán en 'petit comité' que mujeres bajo sus pasos no. Pero siempre es mejor que lo diga otro de puertas afuera. Saben que la mayoría de capataces dirán que no a incluir una mujer, y siempre es bueno tener a alguien que nos pueda hacer el trabajo sucio y así evitar desgastes innecesarios.
Posiblemente mi texto suscitará algún que otro comentario y opiniones contrarias. Bienvenidas sean siempre desde el respeto, y si aportan algún punto de vista nuevo, mejor que mejor. Si en Sevilla el movimiento de costaleras no se ha extendido aún creo sinceramente ha sido por la actual masiva afición a las trabajaderas y que, al menos de momento, sigue en auge. Si llegara el momento en que faltaran costaleros habría que ver qué tradición pesaría más, si llevarlos a hombros y que solo fueran hombres los costaleros si se llegaba a cubrir el paso caso de que se pudiera o plantearse llevarlos con ruedas.
Y un último apunte mirando la foto de cabecera del post. Si uno se sitúa en la delantera de un paso y ve solo unos pies asomando por debajo de los faldones, no creo que pueda distinguir si son de hombre o de mujer.

La foto está tomada del blog de la Hermandad del Resucitado de Porcuna, pero la foto tiene una marca www.latrabajadera.cjb.net

3 comentarios:

Triana-Bel dijo...

Gracias por la parte que me toca que gran analisis...hay que salirse del cuadro para verlo desde otra optica.

Triana-Bel dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
NICODEMO dijo...

Gracias por la visita y el comentario Triana-Bel. Es cierto, llevas toda la razón Los que ya salimos en la foto rara vez nos preocupamos de los que se quedan fuera de la misma.
Un saludo